Fredy Massad
Solano Benítez es artífice de una arquitectura de ingenio, sumamente preocupada por economizar recursos; de una forma de hacer arraigada en el contexto y en la historia locales.
Lo que primeramente sorprende de manera grata es su cercanía en el trato, que quiebra (tal vez de manera bien estudiada) con el estereotipo de altivez y distancia hecho de soberbia, extravagancias y gestos adustos al que tantos arquitectos se han adscrito.
Es asimismo un orador entusiasta y persuasivo, de verbo ágil cuyo mensaje está construido mediante eslóganes breves y directos que apelan directamente a la dimensión de los sentimientos del oyente. Sus frases fluyen. Argumentos que a veces parecen demasiado fáciles, revestidos de una vehemencia que por momentos hace plantear si el personaje puede estar ganando la partida al arquitecto.
Se percibe en Solano Benítez un perentorio deseo de agradar, de resultar claramente distinto y tal vez en ello subyazca la peligrosidad de estar construyendo otra versión de ego; y la duda sobre si el buen arquitecto puede acabar quedando opacado por el visionario o especie de santo de arrollador carisma cuyas palabras van dirigidas a un público que sabe bien entregado por sus ansias de escuchar ese otro discurso y ver esa otra actitud que en él se encarna.
Su amabilidad, cordialidad, su convencimiento sobre la fuerza de cualquier buena motivación altruista ponen un freno, o convierten en totalmente cuestionable y criticable, cualquier crítica o sospecha de divismo que pueda achacarse a su actitud, que convierten en el flanco a atacar a quien ponga en duda la entera integridad de esa posición de bondad, o de buenismo. Por eso seguramente hoy quienes mandan y generan tendencia se parapeten tras estos perfiles de apariencia irrebatible por su corrección ética y por su clamor por lo humano.
No me cabe la menor duda de que Solano Benítez es un buen arquitecto. Mi opinión es que el problema no es del Solano Benítez arquitecto sino de ese Solano Benítez personaje, con aspavientos antisistema pero que ha definido su funcionamiento dentro de éste. Solano Benitez ha sido adoptado y forma ya incuestionablemente parte de la estructura del sistema. Ya está demasiado comprometido con el poder como para poder hacer una crítica consistente que no juegue en contra de sus intereses o ambiciones futuras.
Se crece al relatarme sobre su proyecto para organizar una gran maratón solidaria. Algo que quizá me evoca demasiado el relato de la solidaridad pop de los 80, el extraño concepto de filantropía de figuras como Bono (líder de U2) en el actual marco del neoliberalismo… El bajo coste de sus edificios está muchas veces supeditado a mano de obra barata y a condiciones de seguridad y laborales que censurarían muchos de los que aplauden hoy esta arquitectura. A lo largo de la conversación sólo desliza alguna crítica velada, que inmediatamente repara; pero cuando aparece una alusión a las muertes de trabajadores construyendo las instalaciones para el mundial de 2022 en Qatar se omite un posicionamiento. Después, y ya de manera abstracta y genérica, se habla de lo humano –obliterando con esa omisión que principio esencial de lo humano es respetar y preservar la vida. .
En mi opinión, Solano Benítez pertenece a una nueva camada de celebrities, que ha llegado para desbancar a la antigua oligarquía. Estos traen un mensaje confeccionado para nuestro tiempo, basado en la proximidad, el amor y el altruismo. La tarea de desentrañar el perfil de estas nuevas celebridades es más complejo y la crítica sólo se ha propuesto colocarlas en el escaparate sin entender realmente y poner en valor su condición. A todos nosotros compete esto.
Me quedo con la pregunta de si ha ido moldeando un personaje a la conveniencia del momento, que habría que lamentarse si el personaje, programado para emocionar y cautivar a un público huérfano de referentes y a la espera de nuevos mesías, acabe devorando al arquitecto y al fondo esencial de su discurso.
Y aclaro, aunque imagino que el lector así lo entiende, la crítica, las dudas, las expectativas (como en este caso y en cualquier otro) no tienen como objeto la persona sino la obra y el personaje en su relación con el tiempo y la sociedad.
Personalmente, me planteo por qué un buen arquitecto consiente en dejarse devorar por un personaje cuando la regeneración de la arquitectura necesita de arquitectos de otra combatividad y no tanto de santos.
Solano Benítez ofreció una conferencia el pasado 7 de abril dentro del ciclo «Foros ESARQ» que dirige Jorge Vidal en la Universitat Internacional de Catalunya.
Leer entrevista completa a Solano Benítez en La viga en el ojo blog de arquitectura de ABC
A pesar de la aclaración del final, parece ser una crítica directa y exclusiva al personaje, casi haciendo que se olvide el primer enunciado esta misma publicación ("arquitectura de ingenio"). ¿No será que el "personajismo" también se apoderó del crítico? Ooh, ¿y ahora quien podrá ayudarnos?
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