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sábado, 29 de septiembre de 2007
LA INVENTIVA REIVINDICADA
Por Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste
Publicado en ABCD las Artes y las Letras - número: 817
Los parámetros con que se ha definido la intervención de Cataluña como cultura invitada y protagonista de la presente edición de la Frankfurter Buchmesse han sido objeto de controversia y debate. El torpe intento de corrección de urgencia para remendar una decisión a través de la que se dio a entender que la cultura catalana es exclusivamente la producida en esa lengua, tratando posteriormente de invitar y destacar la importancia de autores castellano-parlantes dentro del panorama literario catalán, no sirvió más que para poner en evidencia los intentos tendenciosos de una ideología política empeñada en establecer unos artificiosos criterios de identidad nacional.
El propio escrito de Imma Monsó en representación de los autores catalanes en Fráncfort es reflejo de las dicotomías, de ese permanente estado de irreconciabilidad forzado entre lenguas, en una región cuyo paisaje antropológico y lingüístico está en este momento transformándose sustancialmente con la llegada de inmigración y en el que el centralismo de Barcelona minimiza la actividad cultural periférica. Entre las actividades paralelas de difusión de la cultura catalana que están teniendo lugar en la ciudad alemana se cuenta la exposición Construcciones Patentes. Nueva Arquitectura hecha en Cataluña, una propuesta cuyo valor es haber sabido huir de las limitaciones que impone cualquier aproximación ideológica nacionalista para generar perspectivas teóricas críticas a través de una reflexión en la que el campo de estudio es lo local. Inaugurada el pasado 14 de septiembre, ha sido financiada por el Instituto Ramón Llull y el el Instituto Catalán de Cultura. En ella ha participado el Deutsches Architektur Museum y, desde la editorial ACTAR, ha sido comisariada por Albert Ferré, Jaime Salazar y Ricardo Devesa.
Debate activo. Trabajando con una amplitud de miras global, a través de proyectos editoriales mediante los que han construido una específica concepción del libro de arquitectura, con mayores o menores aciertos, ACTAR (www.actar.es) viene apostando desde sus inicios por desarrollar un intenso papel como activador del debate arquitectónico internacional. Su influencia como actor crítico y su localización en Barcelona hacían de ACTAR un candidato inevitable para hacerse cargo de una presentación de la arquitectura más reciente en Cataluña, que indirectamente expusiera un estado de fuerte vanguardia cultural.
Como en su propio título se da a entender, la exposición elude forzar a partir de la arquitectura disquisiciones sobre la identidad y prefiere centrarse en obras arquitectónicas construidas a lo largo de los últimos cinco años en Cataluña, que hagan patente su potencial como centro de innovación arquitectónica. Pero logran producir algo mucho más interesante. Mediante Construcciones Patentes. Nueva Arquitectura hecha en Cataluña, ACTAR ha reaccionado inteligentemente, brindando un trabajo que no acepta quedarse encasillado en visiones nacionalistas y que transforma lo que podría haber sido un restrictivo ejercicio de complaciente proselitismo ideológico en un análisis crítico de arquitectura basado en casos de estudio locales. Esquivan la esquizofrenia patriótica, los lugares comunes de la idea de lo catalán aplicados a la arquitectura y logran ofrecer un trabajo de estudio con significación universal, cuyo eje es la necesidad de reflexionar acerca de la actitud mental del arquitecto en el statu quo contemporáneo. Comprendiendo la idea de la innovación como un motor fundamental para el progreso y la supervivencia de cualquier industria -que es paradójicamente rechazada cuando se produce en el ámbito arquitectónico-, el trabajo curatorial reivindica la necesidad de que el arquitecto actúe como innovador en su terreno.
El poder de la innovación. «La arquitectura ha perdido hace tiempo su papel pionero y de vanguardia, para pasar a ser considerada una industria de servicios donde la innovación y la invención se convierten en factores de riesgo no deseados, obstáculos a la correcta implementación de un proyecto. Bajo este punto de vista, se espera que el arquitecto actúe como director de arte o como supervisor del proceso de construcción», argumentan. El planteamiento de este concepto se organiza en torno a cuatro secciones temáticas: estructura, piel, hábitat y paisaje que, como De Ferré, Salazar y Devesa razonan, «corresponden a diferentes escalas y prioridades de innovación» y «no tienen su origen en centros de investigación con planes de inversión a largo plazo, con recursos típicos de otras industrias tecnológicas, sino que surgen de la inventiva, la ambición personal y la capacidad de construir relaciones individuales entre sí». La necesidad de recuperar el poder de la invención de la arquitectura a la que este proyecto alude es real: la arquitectura se ha transformado en algo desfasado del tiempo presente, ya sea por su exceso de pompa o por su desgano.
Aún así, atreverse a entrar en el tema de la invención de los últimos cinco años resulta peligroso, ya que son escasos los inventos verdaderamente revolucionarios que se han producido a lo largo de la Historia y, al hablar de innovación, es preciso tener presente que ésta es un factor que depende de muchos condicionantes y que, en muchos de los «productos» o «patentes» seleccionados, no se alcanza a leer con claridad, mientras que otros de los proyectos incluidos incurren en una especie de amaneramiento conceptual. Es de suponer que el interés en analizar la trascendencia de la inventiva dentro del progreso actual de la arquitectura antecedió a la caja contenedora (de los márgenes políticos de un territorio) en la que los comisarios fueron acotados al aceptar tomar parte en el programa de actividades de la Feria de Fráncfort. No habría nada que argumentar en contra si esa limitación a un territorio hubiera sido una forma para llevar a puerto una reflexión sobre el estancamiento de la innovación arquitectónica, pero es evidente que los comisarios entendieron que los límites no iban a contribuir, sino a actuar en detrimento del concepto amplio que tratan de analizar, comprendiendo que ese encasillamiento forzoso haría que la reflexión perdiese su consistencia.
Sumar o restar. Si estamos interesados en comprobar la influencia de nuestro tiempo en el devenir arquitectónico, debemos partir de premisas como la abolición del concepto nacional de las marcas, conscientes de que acotar la capacidad de innovación a un determinado espacio geográfico indudablemente resta más que suma. Si esta exposición hubiera restringido su foco y significación únicamente al ámbito catalán o a los arquitectos catalanes, es evidente que se estaría planteando una discusión estéril, por endogámica.
Así, aunque las obras expuestas son productos realizados en Cataluña o llevados a cabo por arquitectos catalanes, la fuerza del concepto comisarial de esta exposición ha sabido subvertir la carga nacionalista de la que se habría imbuido el evento en este marco, para generar un mensaje que afronta el territorio como espacio de observación y síntesis de experiencias producidas en el campo de lo local, reinterpretables de manera global y que constituyen una apertura para nuevas fuentes de avance creativo.
Unknown
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