Por Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste
Publicado en ABCD las Artes y las Letras - Número 787
El agua constituirá el eje temático, y un pabellón-puente sobre el Ebro, diseñado por Zaha Hadid Architects, será el elemento arquitectónico protagonista de Expo Zaragoza 2008. Zaha Hadid explica que la imagen poética del agua y su flujo ha sido la referencia de partida para el proceso de diseño de este colosal viaducto peatonal de 260 metros de longitud, 30 metros de anchura y una superficie de 6.475 metros cuadrados dividida en dos plantas. Situado en posición oblicua, la estructura conectará los dos márgenes del río Ebro dibujando una traza ligeramente curvilínea. Su primera función será acoger los tres espacios que integrarán la exposición Agua, recurso único entre junio y septiembre del próximo año, además de actuar como principal vía de acceso al recinto de la Muestra.
Finalizada Expo Zaragoza 08, el edificio, que reclama atención mediática no sólo por ser portador de la firma de uno de los grandes nombres de la arquitectura actual, sino también por constituir un hito en el avance de la ingeniería y porque será el único puente habitado en España y uno de los pocos en el mundo con dicha característica, pasará a ser empleado como espacio museístico.
Fluído y complejo. La aplicación de técnicas digitales de modelación y software de animación en los procesos de diseño ha dirigido la evolución del lenguaje arquitectónico de Hadid hacia la producción de formas fluídas y geometrías complejas. Conformaciones naturales del paisaje son para Hadid referencias desde las que plantear diagramas de organización, lenguajes formales y sistemas tectónicos, pero formulados desde una intención que trata de alejarse de los modos tradicionales de establecer analogías con lo orgánico, optando por plantear una idea de fusión entre los diferentes subsistemas que integran el cuerpo arquitectónico más vinculada a la idea de assemblage sugerida por Gilles Deleuze, de modo que se permite la creación de estructuras que rompen con los paradigmas clásicos de simetría y proporción.
Aunque definido desde razonamientos que justifican la naturaleza de este proyecto para su ubicación en Zaragoza y su adecuación a los requerimientos para ser una estructura emblemática dentro de la temática de Expo Zaragoza 2008, este pabellón-puente con el que Zaha Hadid Architects ganó el concurso convocado para su diseño debe considerarse como objeto donde cristalizan algunas de las diferentes experimentaciones que este estudio está llevando a cabo actualmente y que distinguen su lenguaje. Este tipo de experimentaciones se desarrollan al margen de las especificidades contextuales del lugar donde el proyecto será construido, puesto que su interés se focaliza en indagar en la esencia propiamente objetual del edificio, a la búsqueda de nuevos procesos y materializaciones para la arquitectura. Propuestas como las de Hadid dan por concluida la era maquínica, aproximándose a modelos cibernéticos para crear productos a través de un esmerado trabajo espacial y formal que rompe con las convenciones arquitectónicas clásicas: se trata de experimentaciones en la que no subyace un ulterior interés ni por la construcción, ni una preocupación por garantizar una posterior eficiencia de uso.
Zaha Hadid sostiene que el concepto para el pabellón-puente de Zaragoza nacería de las condiciones naturales del río y sus riberas, y señala su hibridación con la ciudad a través de unas rampas ajardinadas, tratando así de generar una dinámica de transición fluida y sin quiebras de contacto entre el suelo urbano y la nueva construcción que simultáneamente permita la creación de un nuevo orden para el paisaje de los márgenes fluviales zaragozanos, al separarlo de las alineaciones de edificios vecinos. La estructura es definida como una forma orgánica trenzada, evocadora de la figura de un gladiolo, con un extremo estrecho que se apoyará en la ribera derecha del río; el otro extremo se bifurcará en tres tallos y se apoyará en la ribera izquierda.
Dinámicas del movimiento. La sección tiene forma de diamante y se compone de cuatro cascarones que actúan como elementos estructurales. Morfológicamente, el edificio alude a proyectos recientes del estudio de Hadid, tales como las estaciones de ferrocarril de alta velocidad en Nápoles y Florencia. Como en el caso de este pabellón-puente, son proyectos vinculados a la dinámica del movimiento, en este caso diseñado específicamente para cobijar una ambiciosa exposición con una previsión de elevada afluencia de público al que, durante el recorrido lineal por el espacio, se le tratará de transmitir la sensación de la dinámica física del agua.
La experimentación con sistemas envolventes que permitan el establecimiento de un microclima en el interior del edificio ?que forma parte de las investigaciones actuales de Hadid? y la búsqueda de referencias en lo orgánico se hallan presentes también en la concepción de la envoltura para la estructura, que se inspira en las escamas de un tiburón, y que se genera mediante un patrón de tábulas solapadas que producirán un sistema de refrigeración y ventilación interno a través de la piel porosa envolvente.
Si bien en sus inicios, en la obra de Hadid se distinguían rasgos procedentes del Constructivismo Ruso y las vanguardias históricas, su posterior trayectoria ha evolucionado hacia una concepción ahistoricista de la arquitectura en la que se rechaza su sustancia intelectual para romper con cuestiones arraigadas que en el pasado han impedido el desarrollo y materialización de concepciones formales y espaciales.
Objeto de consumo. Esta posición le permite asimismo asumir la trascendencia del significado del edificio como un objeto de consumo dentro de la cultura mediática y como un beneficio para el desarrollo de la experimentación arquitectónica. Su arquitectura debe comprenderse no como un trabajo personalista, sino como el producto de la investigación de un equipo que dirige Patrick Schumacher -director y responsable de proyectos de Zaha Hadid Architects-, que hace de esta maquinaria un producto arquitectónicamente muy sólido, y que, encarnado como marca en la efigie y actitud del personaje Zaha Hadid, adquiere su capacidad de producto deseado y vendible en el universo de la hipermodernidad.
Tras su inauguración, el pabellón-puente de Zaragoza será reflejo del devenir de la arquitectura actual: evidencia de la factibilidad de la concreción de las investigaciones desarrolladas con nuevas tecnologías a la búsqueda de nuevos procesos y materializaciones espaciales y formales, y signo de la trascendencia del valor mediático de la arquitectura.
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